Dorys Rueda

 

¿Qué es una anécdota? Una narración corta que cuenta un asunto entretenido o curioso que surge de un hecho real y que llama la atención por ser narrada por la persona que lo vivió.

He recopilado anécdotas de Otavalo desde 1985, un material valioso para la construcción de la identidad del otavaleño que he publicado en varios de mis libros. Narraciones cuya información nos conecta con la gente de nuestra ciudad, nos permite aprender más sobre nuestra historia y nuestra cultura, y nos ayuda a fortalecer los lazos con los miembros de la comunidad. Además, nos ayuda a aceptar que somos un pueblo intercultural, diverso, donde surgen los antagonismos, pero también donde todavía se mantiene la amabilidad de la gente, el sentido de vecindad y la ayuda comunitaria.

En mi caso personal, las anécdotas me han ayudado a reconstruir mi propia identidad. Me han planteado varias interrogantes: quién soy, de dónde provengo, a dónde voy y qué hago por mi ciudad desde mi posición de docente, gestora cultural y escritora. En otras palabras, me han ayudado a una comprensión más profunda de mí misma y a reconstruir mi identidad personal.

¿Cómo lo logré si no vivo en Otavalo? La respuesta es sencilla: me mantuve conectada a la comunidad de la que salí a los 11 años para estudiar en la capital. Mis padres y hermanos a los que visitaba los fines de semana y en vacaciones me contaban leyendas de la ciudad y anécdotas que habían escuchado de gente conocida. A través de la esas historias mágicas y de las narraciones reales, aprendí a amar profundamente a Otavalo, a ver mi ciudad como eterna y a fortalecer mi sentido de pertenencia y de identidad con la comunidad. Por ello, siempre digo que salí a los 11 años de Otavalo, pero realmente nunca me fui de mi ciudad y jamás lo haré. Esta conexión es la que me ha permitido tener continuidad y pertenencia a largo tiempo.

 

ANÉCDOTA

"LA FIESTA DEL YAMOR"

 

Alberto Bolaños Buitrón
Recopilación: Dorys Rueda
Otavalo, 17 de septiembre, 2019

 

La situación de la Reina del Yamor iba a desaparecer en el 2000. En agosto de ese año, en el Restaurant Sisa de la ciudad de Otavalo, hubo un simposio de blancos mestizos otavaleños y kichwas, porque llegaba por primera vez a Otavalo un alcalde indígena.

Ciertos sectores indígenas radicales, vinculados al Movimiento Pachakutik cuestionaban la Fiesta del Yamor, porque decían que, si bien históricamente, la Fiesta se identificaba como una fiesta blanca mestiza, en la práctica, era una réplica mal utilizada de todos los actos costumbristas indígenas. Estaban indignados, además, porque aún estaba reciente lo que había ocurrido en Otavalo en 1996, cuando se quiso lanzar como candidata al reinado del Yamor a una joven indígena y Fabián Villareal, entonces alcalde de la ciudad, lo prohibió tajantemente y cambió el reglamento.  En esta discusión, intervino inclusive el entonces presidente de la República del Ecuador, Abdalá Bucaram.

En esta reunión, personalidades de ambos bandos (blancos mestizos y kichwas) analizaron el tema del Yamor. Los actores kichwas pedían que la Fiesta, en el concepto blanco mestizo, no utilice mal los actos costumbristas y la parte cultural indígena. Una discusión en la que también intervino monseñor Vicente Gavilánez, para decir que la Fiesta debía llevarse en paz.  En esta reunión, estuvo el vicealcalde ratificado, Patricio Guerra, un concejal que venía de las mayorías anteriores, del tiempo de Fabián Villareal y que estuvo presente cuando el alcalde Villareal quiso desaparecer la Fiesta del Yamor en el año de 1999, porque a él no le interesaba y había dicho: “¿Qué quieren que haga los que son fiesteros?”.  

El 20 de junio de 1999, en el Salón Ejecutivo del Municipio, en una gran asamblea, con más de 300 personas, se respaldó a Patricio Guerra, como director ejecutivo para que organizara la Fiesta del Yamor y también a otros actores, como César Pavón Sánchez, Mario Carrillo y mi persona. Fue una de las poquísimas fiestas donde se contó con la colaboración de Álvaro San Félix y se logró recuperar nuevamente el festejo del Yamor.

Volviendo al año 2000, uno de los acuerdos estipulaba que mientras estuviera como alcalde Mario Conejo, este debía permitir la elección de una reina blanca mestiza y no de una indígena.  Pero al mismo tiempo, que los blancos mestizos debían respetar las fiestas indígenas como el Pawkar Raymi y el Inti Raymi. Otro acuerdo convenía que las candidatas debían ser seleccionadas desde un grupo de mujeres otavaleñas y no, desde los sectores privilegiados que hasta entonces habían patrocinado las candidaturas (cooperativas de transportes y ciertos clubes).  Además, que las candidatas tenían que responder al concepto de la mujer otavaleña y debían provenir de cualquier sector social y familiar, sin dar preferencia a las élites. 

La connotación de la Fiesta del Yamor cambió hasta el 2014, año en que la Fiesta logró nuevamente posesionarse, pero con otras actividades, como la travesía del Lago San Pablo, la institucionalización del Festival de las Marías, el concepto cultural del Pregón y una revista cultural, donde la protagonista era la mujer otavaleña en la elección de la reina.

En estos últimos cinco años se ha cambiado nuevamente el concepto de Fiesta, que nunca fue estrictamente blanca mestiza. En cuanto a la Reina, hemos vuelto al acto social de los años 50 y 60. Y si nos detenemos a ver el contexto social del Otavalo actual, observamos que es distinto al de hace 5, 15 o 30 años atrás.  Ahora, en esta Fiesta del 2019, ante una estructura social nueva (quienes iban al Festival de las Marías, en el 2014, ya no viven en Otavalo), se lanzó dos programas para todos los ciudadanos con bastante contenido cultural. No exclusivamente para los kichwas o solo para los blancos mestizos, sino para todos los que vivimos en Otavalo. Dos eventos que cubrieron las expectativas de la nueva gente: La Noche Andina y El Festival Juvenil. El primero, donde acudieron más de diez mil kichwas y el segundo, que contó con más de cinco mil mestizos nuevos, pero que no respondía al concepto cultural de la tradición del cierre de Fiesta, pues el género bailable fue el reguetón.

Este es un momento en que todos debemos reflexionar y preguntarnos: ¿Cuál es el nuevo contexto social que le vamos a dar a la Fiesta del Yamor?

 

Tomado del libro: Anécdotas, sobrenombres y biografías de nuestra tierra Otavalo, 2022

Autores: Dorys Rueda, Patricio Vásquez y Luis Hernández

 

 

INFORMACIÓN QUE ARROJA LA ANÉCDOTA

 

"La Fiesta del Yamor" es la anécdota que nos cuenta Alberto Buitrón y está ligada íntimamente a sus recuerdos. La narración apunta a un tiempo específico de Otavalo: los años 2000 al 2019.

La narración arroja una preocupación importante del ciudadano blanco-mestizo de Otavalo de aquellos años: que no desaparezca la elección de la "Reina del Yamor", como casi ocurre en el 2000.

Esta anécdota proporciona, además, información sobre las relaciones sociales entre los habitantes de la ciudad. Nos habla de la interacción entre los blancos mestizos y los indígenas,  una relación de antagonismo:

“... ciertos sectores indígenas radicales, vinculados al Movimiento Pachakutik cuestionaban la Fiesta del Yamor, porque decían que, si bien históricamente, la Fiesta se identificaba como una fiesta blanca mestiza, en la práctica, era una réplica mal utilizada de todos los actos costumbristas indígenas..."

La anécdota, asimismo, nos entrega información sobre lo que ocurrió en Otavalo en 1996, cuando se quiso lanzar como candidata al reinado del Yamor a una joven indígena. Hecho sin precedente para la comunidad otavaleña:

Estaban indignados, además, porque aún estaba reciente lo que había ocurrido en Otavalo en 1996, cuando se quiso lanzar como candidata al reinado del Yamor a una joven indígena y Fabián Villareal, entonces alcalde de la ciudad, lo prohibió tajantemente y cambió el reglamento.  En esta discusión, intervino inclusive el entonces presidente de la República del Ecuador, Abdalá Bucaram”.

La anécdota también nos entrega datos sobre la evolución y los cambios que se dan en la Fiesta del Yamor, en el 2014. Año en que  la festividad logró posesionarse con otras actividades, como la travesía del Lago San Pablo, la institucionalización del Festival de las Marías, el concepto cultural del "pregón" y una revista cultural donde la protagonista era la mujer otavaleña en la elección de la reina.  

Para  el 2019, agrega Alberto, se marcan otras transformaciones y cambios en el concepto de Fiesta, que nunca fue estrictamente blanca mestiza:

Con la elección de la reina se ha vuelto al acto social de los  años 50 y 60.  Y si nos detenemos a ver el contexto social del Otavalo actual, observamos que es distinto al de hace 5, 15 o 30 años atrás.  Ahora, en esta Fiesta del 2019, ante una estructura social nueva (quienes iban al Festival de las Marías, en el 2014, ya no viven en Otavalo), se lanzó dos programas para todos los ciudadanos con bastante contenido cultural. No exclusivamente para los kichwas o solo para los blancos mestizos, sino para todos los que vivimos en Otavalo. Dos eventos que cubrieron las expectativas de la nueva gente: La Noche Andina y El Festival Juvenil. El primero, donde acudieron más de diez mil kichwas y el segundo, que contó con más de cinco mil mestizos nuevos, pero que no respondía al concepto cultural de la tradición del cierre de Fiesta, pues el género bailable fue el reguetón”.

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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