EL ÁGUILA QUITEÑA, PUNGUISTA FINO

 

 

Jorge Ribadeneira
Soflaquito

 

Los años de mayor actividad del más conocido ladrón –punguista o carterista- del Quito antiguo, el Águila Quiteña, fueron entre 1935 y 1943, según las publicaciones de la crónica roja de la ciudad. En efecto, los datos periodísticos dan cuenta de que Luis Aníbal Paz –ese fue su nombre verdadero- fue detenido en más de una ocasión en ese lapso, solo o junto a otros prontuariados, entre ellos el Sapo Blanco y el Águila Riobambeña. El Águila Quiteña superó a todos en “fama” y el suyo llegó a ser un apodo o alias popular en la ciudad.

Se presume que nación en l908. Fue hijo del sastre Luis Aníbal Paz, quien tenía su taller en la esquina de las calles Guayaquil y Mejía.

Con el paso de los años fue aumentando la nombradía de Paz, por su habilidad y audacia en los robos, mientras hacía alarde de que era “punguista y a veces engañero, pero nunca criminal”.

Reiteradamente tuvo que salir de Quito, cuando llegó a ser muy conocido, y viajó a otras ciudades del país y más tarde hasta Perú y Colombia.

El popular quiteño José Luis Recalde, el Ñato, solía contar detalles de la vida del “Águila”.

-Su padre tuvo la culpa. Les mandó sacando de la casa a su madre y al joven. Siempre dijo que la vida en el mundo del delito era amargo, entre prisiones y chantajes.

Verdad o leyenda, lo cierto es que no faltaron las historietas sobre las andanzas del Águila Quiteña.

Hasta se dijo en que en una ocasión logró introducir sus finos y sensibles dedos en el bolsillo del rico ganadero don Pachito Chiriboga Bustamante y no encontró nada.

Se dio tiempo y maña para repetir la jugada y dejar en el bolsillo de don Pachito un mensaje. “Viejo muco. Lleve por lo menos con un billete de cien”.

Eliécer Cárdenas, en su reconocida novela “Polvo y Ceniza” contó un encuentro en la capital entre el Águila Quiteña y el legendario bandido lojano Naún Briones. Interesante…el imaginario, por supuesto.

 

Happy Land

En 1944 –según la versión del Ñato- el Águila Quiteña dijo adiós a los “pungazos” y obtuvo permiso para buscarse la vida “honradamente”. Pasó a ser dueño de un cabaré, ubicado en el norte de Quito. El Araña Negra, y luego de otro, el Happy Land. Para dar ese paso prometió no meter nunca más la mano en los bolsillos ajenos. Parece que tuvo la comprensión y el apoyo del ministro de Gobierno, Carlos Guevara Moreno quien, según esa fuente, fue también, de vez en cuando, cliente de Paz y en más de una ocasión hizo cerrar el Happy Land, con chicas y todo, para una buena farra privada con sus amistades.

El Happy Land del ex Águila Quiteña estuvo ubicado en la “Colón de a perro”. La Colón fue, desde 1914, cuando llegó el tranvía, una avenida importante hasta la 10 de Agosto. De allí hacia el occidente bajaba de categoría. Por eso el “apodo” muy quiteño.

El Happy Land tuvo muchos clientes y visitantes. Entre estos, en 1952, los basquetbolista de LDU, que habían ganado el título de campeones de Quito, fueron tentados a celebrar allí su victoria.

-Es cierto. La curiosidad pudo más y por allí estuvimos los del Ballet Blanco con Chiquitón Holguín, el omoto Arroyo, el flaco Ribadeneira, el cabo Vaca y creo que hasta con el Santo Oleas- cuenta “Patallucha” Cevallos.

¿Cómo era el Águila? Entre sueños recordamos que era pequeño, un tanto gordito, algo mofletudo y muy atento.

 

El final

¿Cómo terminó la historia del famoso Águila Quiteña?, ¿qué fue de él? Nos contó el diplomático e historiador Jorge Salvador Lara: “Me encontraba en Lima, en calidad de cónsul, cuando recibí la visita de un tipo de rostro patibulario. Dijo que era un preso de la cárcel El Frontón y quería contarme que allí se encontraba un ecuatoriano a quien trataban muy mal.

“Fui al Frontón y hallé ahí a Luis Aníbal Paz, el Águila Quiteña.

“Me relató que le habían clausurado sus burdeles. Luego, fue acusado en el Perú de tráfico de drogas.

“Alguien le encargó un paquete y resultó que contenía droga. Estaba muy triste. Hice lo posible por prestarle ayuda, pero la detención fue irreversible.

“Un par  de años después se hizo pública la noticia de que había sido apuñalado por otros reclusos y ese fue su final, allá entre 1956 y 1957.

 

 

Jorge Ribadeneira, 60 Anécdotas Quiteñas, Tercera Edición, Ediecuatorial, 2014.

 

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Cortesía: https://suscripcion.extra.ec

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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