Por Christian Puente Dávila
Recopilación: Dorys Rueda
Enero, 2021
 

Han transcurrido ya 20 años de mi partida. Extraño mucho a mi patria y lo más hermoso que está allí: la familia, poder reunirnos y disfrutar el tiempo entre todos. Extraño también la comida que es incomparable, pues Ecuador tiene una diversidad de sopas únicas en el mundo, como la fanesca y una variedad de frutas y verduras que son tan naturales y exquisitas.  Cuando uno sale, recién valora dónde nació.

Tenía 25 años, cuando llegué a EE. UU., en enero del 2001, en pleno invierno, con temperaturas bajo cero. Siempre dejé que la voluntad de Dios se hiciera presente. Tuve, entonces, la oportunidad de irme a Albany New York, para estudiar inglés como segunda lengua.  La bendición era tener a mis dos hermanos viviendo allí, ya estabilizados. Me hospedé en la casa de Verónica, con sus tres hijos y su esposo, y los fines de semana, en cambio, pasaba en casa de Miguel y de su esposa. 

Hablando de sonidos que pueden parecer similares, una mañana, cuando mi sobrina pequeña estaba esperando el bus (siempre tenía que estar un adulto para acompañarla), recordó que había dejado sus sneakers (zapatos deportivos) dentro de la casa y me pidió ir por ellos.  Yo, corrí de vuelta a la casa. tomé rápido un snickers (una barra de chocolate) y logré entregarle.  Shannon, un tanto asustada, me habló esta vez muy despacio, dijo: “Uncle Christian, I need my shoes (Tío Christian, ¡necesito mis zapatos!). Sin pérdida de tiempo, volví nuevamente a la casa y ahora sí tomé lo que necesitaba mi sobrina.

Fue una aventura inolvidable estar en la Universidad de SUNY, donde pude tener contacto con una diversidad de culturas y lenguas. Fue una experiencia única compartir mis raíces de origen y al mismo tiempo, adaptarme a la cultura americana. Entendí que, por más que perfeccionemos el inglés, siempre tendremos un acento. Se me hacía difícil entender el inglés que hablaban los asiáticos, pero creo que a ellos también se les hacía arduo entendernos a los latinos.

En las vacaciones estacionales trabajaba en la librería de la universidad. Al final de las dos semanas, ya había recibido mi primer cheque y los descuentos por los impuestos del gobierno.  Siempre tuve un deseo incontrolable por los helados y eso fue una de las cosas que se me hizo realidad. Fui a Cold Stone Creamery. Allí me di cuenta que estaba en problemas. Los clientes debían ordenar un helado, basado en el diseño del helado y añadir los sabores y extras que uno quería, como nueces, chocolate, coco rallado frutas desecadas etc. Fue una odisea ordenar el helado y hacer que me entendieran. Pero todo ese sufrimiento valió la pena.

Después de dos años, empecé a estudiar en un Community College y conocí en una clase de japonés a Amanda, una chica americana que había vivido en el Japón y conocía el idioma.  El primer día de clases, me vio totalmente perdido, así que se convirtió en mi tutora, para ayudarme con la lengua extranjera. Era una muchacha que   también conocía bastante bien la música latina: los grupos y cantantes, como Mana, Shakira, Alejandro Sanz, entre otros. Fue este el comienzo de una relación que, con la bendición de Dios, se mantiene hasta el día de hoy.

El viaje, por tanto, aunque me alejó de mi país, me permitió encontrar “mi sueño americano”, es decir, encontrar a la mujer que Dios había preparado para mí. Tengo todo lo que puedo pedir:  a Dios y a mi familia.  En mi corazón, siempre está mi país, con sus hermosos paisajes y su gente. Mi país, donde está la familia y los viejos amigos. Extraño a Ecuador y me da pena ver cómo la corrupción se ha incrustado en nuestra patria.

 

Portada: http://www.expectativa.ec/provincia-de-imbabura-esta-de-aniversario-cumple-195-anos/

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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