Informante oral: Alba Varela
Recopilación: Ángel Regalado
Transcripción: Dorys Rueda
Puellaro, noviembre 2022
 

 

 

Una noche, a las doce, un hombre estaba apurado colocando los pollos en los cajones para embarcarlos en cualquier carro que pasase y poder salir a venderlos.

Salió a la puerta y, al espiar por la carretera, miró una luz y vio que bajaba un transporte.  Se dijo a sí mismo: “¡Me muero!, un carro se está acercando. ¡Jesús!, sacaré los cajones de pollos. Ya son las diez de la noche y yo, solito, acarreando las aves”.

Salió de nuevo a espiar, preguntándose por qué el vehículo que había visto se tardaba tanto en llegar. No entendía, el camino era recto y no había curvas y él ya estaba listo con los pollos. 

Pensando en eso, un pequeño camión se estacionó junto a él y un hombre se bajó del transporte.  Le preguntó para dónde iba y él le contestó que se dirigía a la ciudad a vender sus pollos. Entonces, el hombre le invitó a subir y en segundos, de la nada, aparecieron personas que le ayudaron a llevar los cajones de pollos al carro.

Dieron las cuatro de la mañana. En ese momento, justo al pasar por la quebrada, un gallo que había estado en un cajón cantó. Al escucharlo, el hombre que manejaba vociferó: “Gallo maldito, me has hecho la malilla (trampa), ya no puedo llevarme a esta alma conmigo”.

Dicho esto, botó al hombre a la quebrada con todos los cajones de pollos encima, mientras el carro estaba aún rodando y como despedida le dijo con una voz infernal: “Agradece que el gallo cantó, si no te llevaba con todos tus pollos al infierno”.

Cuando amaneció, la gente que iba al trabajo y pasaba por la quebrada escuchó quejidos de auxilio que venían de ese lugar. Se preguntaron quién podría ser y cuando se asomaron al filo de la quebrada, lo vieron. El dueño de los pollos no podía ni moverse y pedía auxilio en voz alta.  Gritaba: “Sáquenme de aquí y ayúdenme también a sacar a mis pollitos, porque no sé si están medios vivos o muertos".

Las personas con prontitud le ayudaron y sacaron al hombre y a sus pollitos hasta la carretera. Cuando le preguntaron qué le había pasado, el dueño de las aves contestó que todo había sido obra del diablo y de su camión de la otra vida.

 

Informante oral

Alba Judith Varela Vallejo nació el 7 agosto de 1941. Vivió su infancia y adolescencia en Puellaro, junto a sus padres. Actualmente vive el Guajaló, en Quito y es ama de casa.

 
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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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