Por: Humberto Oña Villarreal y Ketty Ruales de Oña

 

Ya viene la Mano Negra” era la exclamación que se escuchaba diariamente en los hogares donde habían niños tanto de la ciudad como del campo, y rápidamente se los veía corriendo de un extremo a otro, asustados, lanzando gritos de miedo y humedecidos los ojos, para abrazarse del padre, de la madre, del hermano mayor, del que estaba a su alcance con el fin de protegerse.

Desde las siete de la noche hasta la hora que comenzaba a clarear el día, esas tiernas imaginaciones se hallaban acosadas nerviosamente por algo que nunca vieron ni llegaron a tocarlo, pero sus padres, sus hermanos mayores, los vecinos les decían que habían llegado por el aire, volando como un ave agorera, para recorrer la sala, el dormitorio, el comedor, la cocina; para andar por todas las partes en persecución de ellos porque eran traviesos; porque no querían rezar, ir a misa, hacer los mandados: porque eran callejeros; porque hablaban malas palabras, en fin, porque eran desobedientes.

Un verdadero tormento para los niños era la llegada de las siete de la noche con sus sombras de miedo y de misterio. Con la mirada inquieta, suplicante, escrutadora registrando el espacio esperado de un momento a otro vería descender y cogerle del cuello o de la mano para llevarle "derechito" a los infiernos donde freiría en la paila de siete orejas o la asaría en una parrilla caldeada al rojo vivo.

“Uy la Mano Negra”, era en que hasta estos se contagian de terrible nerviosismo y miedo al escuchar los gritos desesperados que daban aquellos. ¿Pero, qué era, qué representaba la mano negra que tanto miedo estaba causando a los niños que oían siquiera su nombre? ¿Era acaso la mano de un hombre muerto que la levantaba amenazando contra alguien?

Decían los mayores que era que se le cayó al Diablo una noche que había penetrado en la iglesia a derramar el agua bendita que se la tenía en la pila, con el objeto que el cura no tenga con qué bautizar a los niños. Que esa mano carbonizada por el fuego del Infierno había estado nadando mucho tiempo ahí. Que una vez que el sacristán hizo el aseo de la pila la velluda, con unas uñas largas y completamente helada; que a obedecía en gran parte el llorar de los niños cuando reciben el bautizo derramaba el cura en la cabeza y no al frío. Que llorarán por los siglos de los siglos, porque el Diablo que sabe metros en todo, les hace ver a los niños que se bautizan la sombra de su mano negra, cerdosa,

“Ya viene la Mano Negra” dice hoy el padre, dice la madre, dice el hermano mayor, dice todos en la ciudad y el pueblo. Los niños de la ciudad no lo creen. Los niños del pueblo, puede que aún sigan creyendo ...

Leyendas, Tradiciones, Relatos, Anécdotas, Variedades del Ecuador , 2004.

 

Portada: http://mesanacionaldevictimas.blogspot.com/2011/12/mano-negra-amenaza-proceso-de.html

 

 

 

 

Visitas

003393214
Today
Yesterday
This Week
Last Week
This Month
Last Month
All days
2722
3050
11766
3360909
60602
60816
3393214

Your IP: 3.129.23.30
2024-04-25 20:02

Contáctanos

  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
  • mailelmundodelareflexion@gmail.com
  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

Siguenos en