Francisco Ramírez, Martín Novasco, Alejandro Palma
Informante: Adriana Buendía
Recopilación: Dorys Rueda
Enero, 2018

Vivo en una casa antigua, de estilo tradicional, en la Hacienda Rojas, que está ubicada en Cumbayá. Fue construida hace ochenta años por mi abuelo José Buendía.
Recuerdo claramente algo que me sucedió, cuando tan solo era una niña.
En los alrededores de nuestra hacienda, en ese entonces, solo había un bosque de eucaliptos. A diez minutos a pie, se encontraba el pueblo más cercano. Mi abuelo, nos contó que la gente del poblado estaba alerta ante la presencia maligna de un ser sobrenatural que rondaba por el sector. Se trataba de una criatura pequeña, con un sombrero que le doblaba la estatura.
Una tarde, mi abuelo y mi madre fueron al pueblo en busca de víveres y me quedé sola en la casa.
Fui a mi habitación a entretenerme con mis juguetes, mientras ellos permanecían afuera. En ese momento, empezó a llover y en poco tiempo, cayó una fuerte tormenta. Entonces, me dirigí a la ventana para cerrar las cortinas, ya que los truenos me daban mucho miedo.
Tras la ventana, observé que las ramas del árbol, que daban justo a mi cuarto, se movían bruscamente y fue en ese instante, en que vi al duende. Este, desde aquel árbol, me miraba con sus ojos oscuros y penetrantes; su sonrisa era diabólica; sus pies y manos eran semejantes a las de un reptil; su estatura no pasaba de los ochenta centímetros y tenía un tétrico sombrero gigante. Me quedé paralizada, muerta de miedo.
Un frío intenso recorrió mi cuerpo, al ver que esa criatura se acercaba rápidamente a la entrada de la casa. Sin pensar dos veces, bajé las escaleras, para cerrar la puerta principal con llave. Justo antes de llegar, sucedió lo peor: la puerta se abrió… Me tiré al suelo y empecé a llorar, solo esperaba que aquella criatura apareciera y me llevara con él. Para mi alivio no era el duende el que estaba en la entrada, sino mi abuelo y mi madre que habían regresado a casa.
Dibujos: Martin Novasc
Datos de la informante:
Adriana Buendía nació en Quito, el 4 de noviembre de 1978. Sus estudios primarios los realizó en la escuela Juan Montalvo y su bachillerato, en el colegio La Salle. Hoy en día trabaja como contadora en Petroecuador.